lunes, 22 de febrero de 2010

Descubrimientos


Pisé el último escalón sintiéndome triunfante.

-Felicidades - dijo la rectora.

-Gracias... muchas gracias - respondí lenta, pero precisamente.

Todos estaban de pie. En sus rostros veía cariño, alegría y orgullo. Durante el tiempo que viví preguntándome por qué había nacido con parálisis cerebral, todo era obscuro y vacío. Fue hasta que descubrí que tenía una voluntad descomunal cuando todo cambió. No existe tal cosa como lo imposible, concluí.



No hay comentarios:

Publicar un comentario